Hasta apenas este fin de semana, esta frase pudo hacerme sentido y eso que ya llevo varios meses practicando senderismo.
El senderismo es un deporte que me gusta mucho porque cuando salgo y me adentro hacia la naturaleza, mi cuerpo siente una inmensa fuerza (que no sé de donde venga) es como si me volviera imparable. Aquí es donde la mayoría de las veces logro hacer las reflexiones más grandes de mi vida, porque en la regadera no me funciona.
En está ocasión, pude darme cuenta de lo difícil que ha sido para todas las mujeres luchar constantemente con todo, luchar por nuestros derechos, luchar por salir adelante, luchar para obtener puestos importantes en grandes empresas, luchar unas contra otras, luchar contra los estereotipos de belleza, en fin, luchar.
Y me doy cuenta de que una de las mayores luchas que hemos arrastrado de generación en generación, es la lucha con nosotras mismas; y no, no es una lucha bonita como la que pintan en redes sociales. Eso de “elígete a ti misma todos los días o sé una mejor versión que la de ayer” suena muy bien, pero en la realidad de las circunstancias, amarnos o elegirnos no siempre resulta tan bien como nos lo cuentan.
Poder ser nosotras mismas, implica derribar muros inmensos que hemos construido desde que somos pequeñas, agregando los estereotipos de belleza inalcanzables que se nos imponen; entonces no solo es el trabajo físico, sino también el mental. Trabajar con nuestras heridas primarias (abandono, humillación, traición, injusticia y rechazó) que poco esfuerzo no es. Desenmarañar creencias limitantes o erróneas que hemos aprendido a lo largo de los años.
Pero sobre todo, implica encontrar una esencia (hablo mas en este post) que es única en cada una de nosotras y aceptarla completamente. La esencia es como un perfume único e irrepetible, es “ese” algo permanente e invariable que determina nuestro ser, eso que sin ello, nosotros no podríamos ser lo que somos.
Pero en el mundo actual creo que perdemos por completo está esencia justamente siguiendo modas del momento, buscando validación y aceptación de los demás para tratar de tapar nuestras heridas o muchas veces por no sentir esa soledad existencial o la no pertenencia.
Por eso es que en esta ocasión, el título del libro de Catalina Ruiz Navarro – Las Mujeres que Luchan se Encuentran – me hizo todo el sentido del mundo. Y aunque en este libro tan maravilloso, aprendemos sobre todo lo que tiene que ver con feminismo; me parece que la analogía de encontrarnos queda perfecta.
Cuando nos encontramos, todo a nuestro alrededor se transforma; aquí la pregunta correcta es ¿estoy preparada para encontrarme?
Es por eso que cada vez que voy a la montaña, al bosque o agarró el sendero, no dudo de ninguna manera en que voy a encontrar algo nuevo de mi (bueno /malo – bonito / feo) y eso, va a cambiar por completo mi mundo cómo lo conozco hoy.
*Nota: esto lo escribo desde un lugar femenino, desde un lugar de mujer. Sin embargo no descarto en ninguna medida, que los hombres tengan sus propias luchas.
Te mando un abrazo virtual.
psicmarianaval 🙂