¡Quémalo todo!
QUÉMALO TODO, y no solo las pancartas y monumentos.
Quema todas esas creencias estúpidas de que tú no eres suficiente.
Quema las creencias de que tú no vales.
Quema esas ideas de que tú eres poca cosa.
Quema ese sentimiento de que lo tuyo «no es importante».