Desde hace unos meses he querido escribir sobre esté tema que traigo rondando en la cabeza; y es que como terapeuta la empatía es parte de mi trabajo. El acompañar y apoyar al otro se vuelve cotidiano y en ocasiones “entiendo tanto a los demás” que se me olvida que yo también soy importante.
He estado investigando un poco mas acerca de esta hiper-sensibilidad o como mas bien es llamado una hiper-empatía. El propio DSM-V lo ha etiquetado ya como una característica de los trastornos de personalidad. Ahora, no te me asustes y no te me empieces a auto diagnosticar como hacemos con todas las etiquetas de tiktok diciendo “si soy”, aguántame tantito.
Vamos a empezar a poner en perspectiva está situación. La empatía es la capacidad de reconocer y entender lo que los demás están pudiendo sentir o pasar; es prácticamente ponerse en la piel de la otra persona y ser capaz de entenderla, tratar de comprender que pasa por su mente, como se siente y por que se siente de está manera. Ahora bien, yo le añadiría “sin dejar de ser uno mismo”.
Y porque aclaro esto, porque en realidad esto es lo que pasa con la hiper-empatía, lejos de poder gestionar la sobrecarga emocional, nos vamos diluyendo en las necesidades ajenas y muchas veces nos envenenamos de compasión por el otro; a veces, hasta disculpando o justificándolo por cosas impensables.
Así que como siempre, en la vida, los excesos y las polaridades no son buenas compañías; lo ideal es apostar por el equilibrio. El chiste de la empatía es poder ponernos en los zapatos del otro sin dejar de ser nosotros mismo.
La hiper- empatía supone ser un espejo y una esponja al mismo tiempo (Valeria Sabater, 2023).
Y como siempre, Mariana se dio cuenta un poquito a fuerzas y un poquito a la mala. Como ya les había contado, ser terapeuta te obliga muchas veces a trabajar con la empatía y aunque tengo un proceso personal de terapia y mis múltiples supervisiones de caso, soy un ser humano, y no estoy exenta de cometer errores o un par de deslices por ahí.
En estos últimos meses he podido darme cuenta de que a veces el exceso de empatía merma mi vida profesional e invade mi vida personal. Existen algunos casos en los que uno se engancha (colegas, no me dejaran mentir) y los llevamos con nosotros como si nosotros lo estuviéramos viviendo – a esto se refiere el exceso de empatía cuando dice juntos pero no revueltos por favor.
Y ya que estoy entre confesiones, esto me ha llevado a tener un sistema nervioso desregulado lo que altera todas mis hermosas y comienza a hacer estragos en mi cuerpo. Debido a esto se han desencadenado también trastornos motrices y alguno que otro efecto en el tema de los nervios. Ademas de las que la mayoría somos expertos como colitis y gastritis
Pero bueno, esto será seguramente chisme de alguna otra entrada. Pero por aquí les voy a dejar un par de características que he notado de estas personas con exceso de empatía:
- Se deteriora la propia identidad y las habilidades sociales.
- Se hacen presentes algunos otros trastornos compulsivos.
- Son muy frecuentes los cambios de humor sin razón aparente.
- La coodependencia está asociada, sin duda alguna.
Se convierten en personas que desean ayudar y resolver los problemas de todos para reforzar la imagen de que son valiosas y necesarias.
- Si alguien intenta ponerles limites se sienten heridos y rechazados.
- Son exageradamente sobreprotectoras y disminuyen la autonomía de los demás.
- Se vuelven poco productivos, ya que siempre estan al servicio de los demás.
- Se llegan a sentir discriminados porque “nadie entiende que solo quieren ayudar”.
Es obvio que en mi proceso personal he ido descubriendo las diferentes áreas de mi vida en donde me comporto de manera hiper-empatica y estoy trabajando en ello para que esto pase lo menos seguido posible. Creo que una de las cosas que mas se me ha quedado de esto y que les comparto muy seguido a mis pacientes es:
Entre mas te haces responsable de los problemas, emociones y sentimientos de la otra persona, menos lo ayudas a crecer, evolucionar y madurar. La sobreprotección es una forma de violencia.
Creo personalmente que el amor es libertad y cuando alguien llega a sobreprotegerte o a resolver todos tus problemas, aunque te diga que “es por amor” suele venir con una ganancia secundaria para el otro (cada caso es distinto y por eso se tiene que llevar un proceso personalizado de terapia).
No solo ayudamos porque lo necesita, en realidad hacemos nuestros todos sus problemas y aquí es donde no dejamos que el otro se responsabilice y crezca. Esto no quiere decir que no ayudemos a los demás, esto solo quiere decir que será la persona la que deba afrontar las situaciones.
Y estas son algunas cosas que podemos hacer cuando creemos que estamos cayendo en este exceso de empatía:
- Establecer límites es fundamental: Esto te ayudara a que los demás puedan valorarte pero sobre todo para que te valores a ti misma.
- Cultivar relaciones saludables: quiere decir que busques personas que puedan ayudarte a enriquecer tu vida y no que te roben la energía. Evita a la gente que se aprovecha de ti y de tu bondad.
- Practica Mindfullness (atención plena): Claro está que esta recomendación es solo si se te antoja, esto te ayudara a ser mas consciente y poder diferenciar tus sentimientos de los demás.
Definitivamente la frase del titulo lo engloba todo la empatía sin límites es solo otra forma de autodestrucción así que te invito a que puedas practicar está empatía de forma mas sana y si te sientes identificado con alguna parte de este texto, puedes agendar tu sesión; estaré feliz de acompañarte.
Nos vemos la siguiente semana
@psicmarianaval.