Estoy segura de que, así como a mí me paso, a varios de ustedes seguramente les sucedió algo similar. Y es que, al inicio de la cuarentena y de la pandemia nos atacaba la ansiedad y creíamos que esto no tenia ningún final.
¡Sorpresa! Aunque aquí en México el final no esta del todo visible, estoy segura de que muchos ya están regresando a la “nueva normalidad”. ¿Pero estamos preparados mentalmente para este regreso? La verdad de las cosas es que yo creo que aun no.
He escuchado mucho acerca de la enorme etiqueta que nos están poniendo con respecto al “síndrome de la cabaña”; y si, me refiero a etiqueta porque ahora resulta que no querer volver al mundo de antes, que no querer volver a esa “normalidad” está mal y por lo tanto tiene que ser catalogada como un síndrome.
¡Vaya basura!
En este párrrafo te explicaré el porque es una basura. Claramente hemos pasado por algo que nunca se había imaginado, algunos hemos creado en nuestras casas un espacio seguro en donde nos sentimos protegidos, sobre todo, de esa ansiedad que nos invade cuando queremos salir a la calle.
Hace poco leía una frase que me gusto mucho, te la comparto:
“Una reacción anormal a una situación anormal es el comportamiento normal”
He aquí toda la explicación
que yo quería darte acerca del “síndrome de la cabaña”.
No estas enfermo (en el mejor de los casos), no tienes miedo de salir (o quizás
si) y contagiarte (o probablemente un poco), tampoco tienes miedo de salir a la
calle (igual y si), te has adaptado bien a las medidas de seguridad e higiene
(lo mejor que puedo) , has establecido tu sana distancia (sí) , no tienes
ninguna fobia (creo que no) , ni hipocondría (eso espero) , ni obsesión (está
no es de ahorita).
Quizás solo quizás te hayas dado cuenta, o aun no, de que la vida que llevabas antes del confinamiento no te gustaba. Probablemente estés tan confundido como yo, o no, y esto también está bien. Necesitamos aprender a escuchar nuestras necesidades y satisfacerlas en lugar de solo etiquetarlas.
Este, solo es el momento en donde estas poniendo en perspectiva todo lo que realmente te importa, lo que quieres hacer, de lo que quieres disfrutar y por lo que quieres vivir y eso, da miedo.
En conclusión, deja de esconderte atrás de un síndrome que no existe; en lugar de eso, te invito a que te descubras y te conozcas, te invito a encontrar un espacio terapéutico que te permita darte cuenta de que está pasando y te pueda acompañar en la búsqueda de soluciones a tantas preguntas.
Y si necesitas una asesoría personalizada, siempre puedes contactarme.